En estos últimos días observo un auge desmesurado de peluqueros que ofrecen formación a otros profesionales, no tengo nada en contra, al contrario, me parece estupendo que queramos compartir nuestros conocimientos. Pero tenemos que tener precaución en varios aspectos de este boom al que estamos asistiendo.

Qué es Know how:

Know how es un conjunto de conocimientos técnicos y administrativos que son indispensables para conducir un proceso comercial y que no están protegidos por una patente pero son determinantes para el éxito comercial de una empresa.

¿Cuidado en qué?

Si yo tengo un salón de peluquería o varios, jamás le enseñaría mis secretos o mi KNOW HOW a otros profesionales y menos de mi ciudad o comunidad autónoma.  Esto del Know how es algo que seguro muchos no saben lo que es, pero tiene una importancia estratégica en cualquier negocio que tenga mínimas pretensiones de crecer.

Como dije anteriormente, yo jamás le enseñaría mis secretos a otro peluquero si tengo negocios del mismo estilo, a lo sumo, puedo hacer una gala o show donde muestro mis colecciones para tener repercusión en los consumidores a nivel de imagen de marca.

Yo me dedico a la formación hace unos 7 años ya, después de dejar atrás mis proyectos de peluquería y reiniciar una nueva labor, para la que me forme intensamente y al lado de los mejores. Esta forma de hacer, es la que me aporta a mi y a los eventos que organizo una calidad extra y diferenciadora.

¿Que sentido tendria que yo tuviera una cadena o muchas peluquerías y no las atendiera?

Si tengo un equipo de colaboradores los tengo que formar, entrenar y atender de forma constante y continua.

Esto es lo que estoy viendo en esta temporada, profesionales de la barbería y de la peluquería entrenando a la competencia para que todos sigamos haciendo lo mismo. La verdad es que en ocasiones me dan ganas de poner peluquerías de nuevo y mostrar mis conocimientos, estoy seguro de que serían un éxito y de que puedo diseñar y crear un sistema único y con gran capacidad comercial, pero no es a lo que me dedico, no es mi vocación, lo mío es enseñar y transformar personas y profesionales. Es el camino que yo decidí.

Hay muchos profesionales que les gusta alardear de sus técnicas de trabajo, de lo bien que hacen las cosas de lo mágicos que son con sus manos y que encima te lo enseñan con gusto y por poco dinero.

Lo que yo me pregunto cuando tengo tanto trabajo, para fomentar, promocionar y distribuir cualquiera de mis eventos, es… ¿De donde sacan el tiempo para hacer ellos lo que yo hago? Pues seguramente se lo roben a su negocio al que tienen que atender y dedicarse en cuerpo y alma. Igual piensan que se gana mucho dinero, y que los formadores somos millonarios, pues no, trabajamos muchas horas en cada evento. Hay una responsabilidad cuando te transformas en un mentor o formador, una responsabilidad increíble, una responsabilidad que no veo en muchos de los cursos que se ofertan a diario.

Si eres tan bueno y tan especial, lo mejor es crecer, crear riqueza, empleo y construir una gran empresa. Si desatiendes tu centro o te agotas ofreciendo productos que no son adecuados, al final acabarás destruyendo parte de lo que has creado hoy, y solo estarás enseñando todo lo que un líder de su negocio no debe hacer.

No nos engañemos, para ser formador tienes que tener más de una habilidad, no vale cortar el pelo muy bien o tener una técnica espectacular, formar es mucho más, hay que divertir, hay que ser didáctico, hay que ser útil, hay que respetar el tiempo que los profesionales invierten, hay que transmitir emociones y comunicar bien, hay que ser empático y energético, hay que entrenarse y formarse en todas estas áreas y alguna más.

No vendas lo que no se puede vender, protejelo y concentra tu energía en tu negocio y si decides ser formador bienvenido al club, pero ten cuidado no tengas que dedicarte a esto de formar porque tu negocio se quede desierto. Que nos sirva de reflexión…

deset

¡Zapatero a tus zapatos!

Nos vemos en la próxima!-)